Piscinas ecológicas

Las piscinas naturales o ecológicas reciben este nombre porque no usan productos químicos para mantener limpias sus aguas.

Aprovechan las propiedades de filtración de diferentes tipos de plantas y algas, así como filtros de grava y arena. A veces parecen estanques, por lo que seducen a muchas personas que les gusta una vida natural.

En otros países Europeos como Alemania, Inglaterra o Austria, se llevan construyendo este tipo de piscinas más de 2 años. Existen empresas especializadas que aplican sistemas desarrollados por ellas. En España, este sector es reciente por lo que puede resultar algo complicado encontrar una empresa que las realice. Poco a poco se irían conociendo sus ventajas, llegando al conocimiento de más personas.

La normativa de las piscinas públicas exige un mínimo de tratamiento con cloro, algo que es incompatible con los principios de una piscina ecológica, pero si se pueden rebajar los niveles de cloro con otros métodos.

El principio de una piscina natural es simple. Todo el proceso imita la regeneración que tiene el agua en un curso natural, como un río. En una zona del agua se reproducen las plantas acuáticas, las cuales aceleran el crecimiento de microorganismos que eliminan las bacterias y mantienen la piscina tan limpia como para cumplir con los criterios de calidad y sanidad de agua en Europa. La luz solar calienta el agua en la zona llamada de regeneración y el agua caliente se va filtrando en la zona donde se nada.

Cada piscina es diferente, por lo que antes de empezar a construir una piscina ecológica, se tiene que realizar un estudio de las características del lugar y el clima, si le va a tener zonas de sombra, para poder elegir el tipo de filtrado y decantación que mejor le va y las plantas acuáticas depuradoras y oxigenantes que mejor se adecuan. Entre ellas, los juncos y los jacintos tienen una capacidad especial para la filtración, lo mismo que algunas plantas flotantes y subacuáticas, como la hidrocaris o lenteja de agua.

Mantenimientos mínimos: el coste de una piscina natural es similar al de una piscina convencional, pero se debe tener en cuenta la ventaja de que no hay que comprar productos químicos por lo que necesitan menos mantenimiento. Además el agua nunca se cambia, sólo se repone la que se evapora.

Se deben vigilar las plantas que cuidan el agua, resultando una agradable tarea de jardinería que realizan los propios propietarios. Algunas empresas crean sistemas de limpieza automáticos, por lo que solo se tiene que limpiar la piscina tres veces al año.

No es adecuado tener peces o patos en una piscina ecológica, porque ensucian el agua alterando el equilibrio conseguido. En algunos casos es posible instalarlos pero se deben elegir con sumo cuidado.

Las ranas se instalarán ellas solas, en el área de regeneración. Así como otros depredadores naturales, como los zancudos de agua y las larvas de libélula, los cuales se alimentan de mosquitos, así como pájaros y murciélagos.

Características: como se ha comentado antes, la característica de las piscinas naturales es mantener el agua limpia gracias a diferentes métodos naturales, haciéndola circular entre plantas acuáticas especificas, como sucedería en un curso de agua natural.

Para ello se debe disponer de una zona de regeneración, la cual puede ir integrada en la piscina, en el exterior o de manera híbrida, con algunas plantas dentro del agua, y con otras en el exterior.

Algunas plantas no soportan el movimiento del agua, y por eso están separadas de la zona de baño, para ello se pueden emplear piedras, madera, ladrillos, sacos de yute rellenos de arena colocados directamente encima del impermeabilizante

El tamaño mínimo para una piscina natural es de 40 metros cuadrados, de los cuales, la mitad está dedicada al proceso de regeneración. Eso significa que se necesita el doble del espacio que una piscina tradicional para conseguir un área de natación equivalente a la tradicional. No hay límites para tamaños de piscinas más grandes.

La piscina se debe asemejar a un lago natural, con poca profundidad en los márgenes, donde suele estar situada la zona de plantas, aumentando hacia el centro. En el área de natación suelen cubrir unos 2 metros de profundidad como mínimo. Se puede realizar un espacio para los niños dentro de la zona de regeneración.

La zona más importante de una piscina ecológica es la zona de purificación. Si está separada en un estanque adyacente se deberá generar un movimiento de caudal, para que el agua pase de la zona de baños, a la de regeneración, volviendo a pasar una vez que esté limpia. Normalmente existe una tubería desde el punto más profundo de la piscina, donde se acumulan las impurezas al estanque secundario. En él las partículas pesadas bajan al fondo, mientras que las plantas filtran las que flotan. El agua limpia se devuelve a la zona de baño a través de otra tubería. Las partículas que se quedan en el fondo de la zona de regeneración se convierten en lodos, que se deben limpiar cada dos años.

Se pueden colocar revestimientos sintéticos para prevenir fugas de agua, pero no deben contener metales pesadas. Los morteros de cal son los más adecuados.

Cada piscina ecológica es diferente, ya que se tiene que adaptar al entorno que se dispone, al clima; Es conveniente que la diseñe un profesional, ya que muchos factores influyen en su buen funcionamiento.

Beneficios: nadar en un agua que no contiene productos químicos que le den sabor u olor, ni peligro de irritación de ojos o de piel. Ahorro en maquinaria, reparaciones, productos químicos, personal para mantenimiento...

No existirán dos piscinas iguales, ya que el diseño depende del lugar y clima en el que está instalada, usando materiales acordes con el entorno natural.